viernes, 28 de marzo de 2014

HISTORIA VERDADERA DE LOS SANTOS NIÑOS DE TLAXCALA.

“¡Veamos quién morirá, nosotros o éste! Y tomaron piedras arrojándolas severamente hasta causarle la muerte. Después de esto pronunciaron estas palabras: matamos al diablo que nos quería matar. Jesucristo y Santa María nos han favorecido y ayudado en matar este diablo.”




Estos fueron los inicios de la evangelización en La Nueva España. Después de la conquista de Tenochtitlan, muchos ídolos de los indígenas fueron destruidos y sustituidos por las doctrinas y creencias que los frailes franciscanos imponían.
Los indígenas por su parte, estaban muy arraigados con los Dioses de sus antepasados, tenían muchas dificultades para aceptar la llegada de un nuevo Dios colgado en una cruz. Muchos decían que no tenía sentido adorar a alguien que ya estaba muerto. Otros se rehusaban en abandonar a sus ídolos. Por lo tanto, escondieron sus Dioses hechos de piedra en distintas partes de la región, de modo que sus ritos eran realizados sin que nadie los viera; otros vestían sus antiguos atuendos para continuar con el devoto y salir por las casas atrayendo a  multitud de indígenas que seguían con sus creencias.

Con todo esto… la misión de los doce franciscanos que habían desembarcado en Veracruz en el mes de mayo de 1524 dirigidos por fray Martín de Valencia, era cada vez más complicada; y a petición del fraile de la orden de Santo Domingo Fray Bernardino Minaya, fueron saqueadas muchas imágenes de piedra en la provincia de Tlaxcala y Puebla, con ayuda de tres niños. Esto se hizo con la finalidad de adquirir la completa obediencia de ellos y que olvidaran sus antiguas costumbres. Es decir; la evangelización se llevó a base de la imposición de la fuerza.

El comienzo de la evangelización tuvo por consiguiente la muerte de tres niños entre diez y trece años de edad correspondiente a los años de 1527 y 1529; considerándose los primeros mártires de Tlaxcala. Sin embargo, otros niños evangelizadores también dieron muerte a un ministro indígena que se decía el Dios Umotochtli

Muerte de un ministro indígena que se llamaba Umotochtli

Al principio, en la provincia de Tlaxcala, cuando los frailes menores daban inicio a su tarea de la evangelización, comenzaron con los más pequeños. Estos niños eran hijos de grandes caciques principales y eran llevados a los monasterios gracias a la intercesión del Marqués del Valle (Hernán Cortés), pues tuvo que intervenir ya que muchos indígenas no querían dejar a sus hijos en manos de los monjes. Algunos escondían a los niños y daban a otro en su lugar; bien podría ser algún criado o algún extraño de los que habían perdido a su familia durante la guerra con los españoles. Pero con el tiempo, al ver que eran bien tratados en la casa de Dios, los traían de manera voluntariamente sin que nadie los obligara. Incluso algunos hasta les rogaban para que fueran instruidos bajo una buena costumbre.

Conforme transcurrieron los años  hacia 1527, nacieron los primeros evangelizadores que se encargarían de expandir el conocimiento de Dios; principalmente, a las casas donde muchos indígenas aún seguían escondiendo sus imágenes. Otras veces también iban a los antiguos templos, pues ahí se seguían promoviendo sacrificios en honor a los Dioses de sus antepasados.

Cierta ocasión un grupo de adoradores y ministros caminaban en medio del mercado del pueblo, aclamando a alguien que se llamaba Umotochtli; haciéndose creer que era el Dios del vino. Este tal Umotochtli, masticaba unas piedras agudas, mismas que eran utilizadas como cuchillo; impresionando a todos los presentes que nadie tenía la habilidad para hacerlo más que él.

Muy cerca de este lugar se encontraban unos jóvenes estudiantes de la Santa Religión, que venían de lavarse de un Río. Preguntaron quién era la persona que estaba disfrazada, y le dieron por respuesta que era el Dios Umotohtli. Ellos les respondieron: no es un Dios; es un diablo que los engaña a todos ustedes. Y al encontrarse con este hombre que se creía Dios y que los amenazó de muerte porque abandonaron sus creencias respondió el más grande de ellos: < veamos quién morirá nosotros o este>. Y tomaron piedras y se las arrojaron severamente hasta causarle la muerte al tal Umotochtli. <Después de esto pronunciaron estas palabras: matamos al diablo que nos quería matar; Jesucristo y Santa María nos han favorecido y ayudado en matar este diablo. Todos los que seguían aquel hombre Dios quedaron tristes y decepcionados por que le creían inmortal. Y de este acto tan sanguinario muchos indígenas temieron al Dios que predicaban los frailes y comenzaron a volverse cristianos.

Cuando este suceso llegó a los oídos de los frailes, averiguaron todo lo que había pasado. Al enterarse de que habían dado muerte a un hombre y no a un demonio que los jóvenes  decían; castigaron aquél que había incitado  a sus compañeros a cometer el crimen con fuertes azotes.

Martirio del niño Cristóbal 1527



La primera etapa del cristianismo en la Nueva España, tuvo su primera mártir en el año de 1527, en la región de Atlihuetzía, Tlaxcala. Su nombre es Cristóbal, quien contaba con apenas doce o trece años de edad, fue asesinado por las manos de su propio padre al intentar de evangelizarlo en la doctrina cristiana por medio de la fuerza.

Cristóbal nació entre los años de 1514 o 1515, en la provincia citada anteriormente. Fue hijo de Acxotécatl (uno de los grandes señores principales de aquella provincia del cual obtuvo sesenta esposas) y Tlapaxilotzin (una de las sesenta mujeres principales de Acxotécal) quién tenía cuatro hijos; entre ellos Cristóbal, quién era él más hermoso de todos.

Se cree que ingresó al monasterio en el año de 1525, siendo uno de los alumnos que más conocimiento adquirió en su momento. Aprendió rápidamente que los Dioses de sus antepasados eran falsos y no verdaderos como el que predicaban los frailes. De aquí le vino la idea de evangelizar a su padre y a sus criados sin imaginar lo que en verdad le sucedería.

Mientras Cristóbal les predicaba; su padre pensaba que solo repetía un montón de palabras sin comprender lo que realmente significaba. Y al ver que nadie le hacía caso optó por enseñarles a la fuerza, quebrantando todos los ídolos que encontraba a su paso y arrojando todo el vino de su padre. Enfurecidos los criados se quejaron con el señor Acxotécal para que detuviera la blasfemia de su hijo. Pero Acxotécal  permaneció callado, era mucho el cariño que le tenía a su hijo más hermoso. Posteriormente se acercó otra de sus mujeres que se llamaba  Xochipapalotzin, quién le infundió ideas para que diera muerte a Cristóbal por la barbaridad que estaba cometiendo y a su vez para que su hijo Bernardino fuese el único heredero de Acxotécal.
Después de un breve tiempo, Acxotécal decidió matar a su hijo y fingió en hacer una fiesta mandando a llamar a todos sus herederos, y cuando los tuvo en su presencia los despachó uno por uno a excepción de Cristóbal. Estando con él a solas, comenzó  a azotarlo fuertemente hasta cansarse para que aprendiera a no meterse con sus ídolos. Los golpes fueron tan fuertes que no le dio tiempo para defenderse a Cristobalito. Entre sus gritos, lamentos, y con el cuerpo lleno de sangre sólo alcanzo a decir: "Señor Dios mío, habed merced de mí, y si tú quieres que yo muera, muera yo; y si Tú quieres que viva, líbrame de este cruel de mi padre." Con la poca fuerza que le quedaba se arrastró lentamente hasta la puerta principal de la casa; pero fue inútil. Aquella otra esposa de Acxotécal, lo detuvo; e insistía que le quitara la vida por las atrocidades que había cometido.

Este hecho llego a los oídos de la madre de Cristóbal, quién había llegado para asistirlo y protegerlo del  cruel marido. Pero corrió con mala suerte recibiendo el castigo también. Acxotécal quedó impresionado […] al ver que su hijo aún seguía con vida sin dejar de mencionar la presencia de Jesucristo. En ese instante prendió fuego sobre la espalda de Cristóbalito  y en sus brazos y piernas también. Esta fue la noche más dolorosa de su vida, las llagas de su cuerpo eran como espinas en el corazón. Y sin embargo, a pesar del martirio que estaba recibiendo no dejaba de invocar a Dios en su agonía y más aún ofreciéndole el perdón a su padre. Al día siguiente; Cristóbal mando a llamar a su padre para despedirse de él y le dijo estas palabras: "¡Oh, padre! No piensen que estoy enojado, porque yo estoy muy alegre, y sábete que me has hecho más honra que no vale tu señorío."  Y después de tomar un vaso de agua de cacao murió.

Los frailes al enterarse del sucedido acudieron con el pesquisidor de la provincia de Tlaxcala y Acxotécal fue ahorcado en la presencia de los demás indígenas. Sus últimas palabras fueron: "¿ésta es Tlaxcala? ¿Y cómo vosotros, tlaxcaltecas, consentís que yo muera, y no sois para quitarme de estos pocos españoles?" Después de haber dicho esto murió.



Muerte y martirio de Juan y Antonio 1529


Dos años después de la muerte de Cristóbal, sucedió otro caso similar en 1529 con la muerte de Antonio y su criado Juan. Pues ambos fueron voluntarios para acompañar al misionero fray Bernardino Minaya, en su misión de evangelizar a Oaxaca.

Fray Bernardino Minaya pertenecía a la orden de Santo Domingo y venía con la misión de evangelizar la provincia de Oaxaca. Pero al llegar a Tlaxcala, se detuvo para solicitar el apoyo de fray Martín de Valencia; asimismo solicitan el apoyo de algunos niños que estudiaban en el monasterio para llevar a cabo dicha tarea. Se les pregunto a todos los pequeños si querían servir a Dios en esta obra evangelizadora, a la cual se ofrecieron tres voluntarios: Antonio, Juan y Diego (Diego fue el único que no alcanzó fama de Santidad).

Algunos historiadores y la Arquidiócesis de Tlaxcala, testifican que Antonio era hijo de Xicohtencatl, señor de Tizatlán, futuro heredero del Señorío, que nació en Tizatlán, Tlaxcala,  entre los años de 1516 – 1517; muriéndose a los 12 o 13 años de edad en 1529. En cuanto a Juan, era criado de Antonio. Contaba con la misma edad; y murió el mismo día que le dieron muerte a su amo. En cuanto a Diego, no se ha podido comprobar su edad solo se sabe que murió también ese mismo día y año al igual que sus compañeros.

Antes de partir a la aventura misionera fray Martín de Valencia les dijo:
hijos míos, mirad que habéis de ir fuera de vuestra tierra, y vais entre gente que no conoce aún a Dios, y que creo que os veréis en muchos trabajos; yo siento vuestros trabajos como de mis propios hijos, y aún tengo temor que os maten por esos caminos; por eso antes que os determinéis miradlo bien".

Ambos niños responderían: ¿Por qué no habrían de morir por Jesucristo así como Pedro y Pablo?
Y así es cómo estos tres jóvenes, estaban convencidos de dar la vida al servicio de Dios.
Sin dudarlo se aventuraron con los frailes rumbo a Oaxaca, deteniéndose en un pueblo de nombre Tepeaca para comenzar dicha tarea. La primera orden de fray Bernardino Minaya fue saquear todos los ídolos y creencias de aquellos indios, trayéndolos a su presencia suceda lo que suceda; si era necesario que se metieran a las casas sin el permiso de los que vivían ahí, tenían que hacerlo, para que los frailes tuvieran el control de su obediencia. Después de esto, los tres niños se alejaron de la región hasta llegar a otro lugar que se llama Cuauhtinchán, Puebla. Nuevamente se dividieron. Mientras Diego rompía ídolos en el aquel pueblo citado anteriormente, Antonio y Juan se dirigieron a otra región cercana con el nombre de Orduña. Antonio saqueaba todo lo que encontraba a su paso; ambos se metían a las casas sin pedirle permiso a nadie. Todo el pueblo estaba molesto por el saqueo que hacían los niños, hasta que vinieron dos señores principales y acordaron de matar a Juan, Antonio y diego.

Mientras tanto, los jovencitos cristianos se reencontraron nuevamente Cuauhtinchán, y juntaron todas las imágenes que habían encontrado.  La muerte los asechaba poco a poco esperando el momento perfecto para arrancarles la vida. Y al entrar en una casa, Juan y Diego se quedaron en la entrada de la principal cuidando que nadie los viera; pero fueron sorprendidos por dos indios que desataron sus golpes sobre ellos hasta causarle la muerte. Al instante salió Antonio por el escándalo y mirando como azotaban cruelmente a su criado les dijo valientemente: "¿por qué me matáis a mi compañero que no tiene él la culpa, sino yo, que soy el que os quito los ídolos, porque sé que son diablos y no dioses? Y si por ellos los habéis, tomadlos allá, y dejad a ése que no os tiene culpa". Dicho esto, los dos indios se abalanzaron hacia él hasta causarle la muerte.

Los cuerpos de estos tres jovencitos fueron encontrados sobre una barranca de piedras y posteriormente sepultados cerca de una capilla. Pero en cuanto al fraile fray Martín de Valencia supo de esto, sintió y lloró la muerte de los pequeñines.

La fama del martirio de Juan, Antonio y Cristobal, se extiende mediante las cartas de relación en forma indirecta de fray Juan de Zumárraga y mediante la sorprendente crónica directa de fray Toribio de Motolinía, concretada por testigos presentes; otros autores a lo largo del siglo XVII difundieron esta historia fuera del alcance de la realidad ya que mencionan otra perspectiva de la evangelización. Pues haciendo una comparación al relato de fray Toribio hay mucha diferencia. Pero peor aún, algunas arquidiócesis de la iglesia Católica tienden a difundir historias incompletas sin explicar el motivo  y el origen de la muerte de los tres Beatos que intentaban evangelizar a través de la violencia.
Y ahora yo les pregunto a ustedes… ¿estarían dispuestos abandonar sus creencias? ¿Estarían dispuestos a recibir la llegada de un nuevo Dios? ¿Qué te parecería si te dijeran que el verdadero Dios es un simio o un mono? ¿Los adorarías? El ser humano es capaz de hacer cualquier cosa. Pero solo esta en ti en decidir si en realidad los tres beatos niños de Tlaxcala fueron santos o no. Gracias.


                                              Fuente Bibliográfica

Historia de general de los indios de la nueva España. Tratado tercero - Fray Toribio de Benavente Motolinia

Historia general de las Indias. – Francisco López de Gómara

Cartas del Obispo de México Fray Juan de Zumárraga 1532

Historia Eclesiástica Indiana en el libro III cc. XX, XXVII Fray Jerónimo de Mendieta

Arquidiócesis de Puebla

Arquidiócesis de Tlaxcala

                                             Notas relacionadas:

Historia de los indios de la Nueva España.

* 396 De la muerte de tres niños, que fueron muertos por los indios, porque les predicaban y destruían sus ídolos, y de cómo los niños mataron a el que se decía ser dios del vino

* Pues este ministro así vestido salió y andaba por el mercado comiendo o mascando unas piedras agudas de que acá usan en lugar de cuchillos, que son unas piedras tan negras como azabaches, y con cierta arte las sacan delgadas y del largor de un jeme, con tan vivos filos como una navaja, sino que luego saltan y se mellan; este ministro para mostrarse feroz y que hacía lo que otros no podían hacer, andaba mascando aquellas navajas por el mercado y mucha gente tras él.

* "veamos ahora quién morirá, nosotros o éste"; y abajóse por una piedra y dijo a los otros: "echemos de aquí este diablo, que Dios nos ayudará"; y diciendo esto tiróle con la piedra, y luego acudieron todos los otros; y aunque a el principio el demonio hacía rostro, como cargaron tantos muchachos comenzó a huir, y los niños con gran grita iban tras él tirándole piedras, e ibaseles por pies; mas permitiéndolo Dios y mereciéndolo sus pecados, estropezó y cayó, y no hubo caído cuando le tenian muerto y cubierto de piedras, y ellos muy regocijados decían: "matamos al diablo que nos quería matar. Ahora verán los macehuales (que es la gente común) cómo éste no era dios sino mentiroso, y Dios y Santa María son buenos". Acabada la lid y contienda, no parecía que habían muerto hombre sino al mismo demonio. Y como cuando la batalla rompida los que quedan en el campo quedan alegres con la victoria y los vencidos desmayados y tristes, así quedaron todos los que creían y servían a los ídolos, y la gente del mercado quedaron todos espantados, y los niños muy ufanos diciendo: "Jesucristo, Santa María nos han favorecido y ayudado a matar a este diablo." En esto ya habían venido muchos de aquellos ministros muy bravos, y querían poner las manos en los muchachos, sino que no se atrevieron porque Dios no lo consintió ni les dio ánimo para ello; antes estaban como espantados en ver tan grande atrevimiento de muchachos. Vanse los niños muy regocijados para el monasterio y entran diciendo cómo habían muerto al diablo. Los frailes no les entendían bien, hasta que el intérprete les dijo cómo habían muerto a uno que traía vestidas las insignias del demonio. Espantados los frailes y queriéndolo castigar y amedrentar, preguntaron ¿quién lo había hecho? A lo cual respondieron todos juntos: "nosotros lo hicimos". Preguntóles otra vez su maestro: "¿Quién tiró la primera piedra?" Respondió uno y dijo: "yo la eché". Y luego el maestro mandábale azotar diciéndole: "¿que cómo había hecho tal cosa, y había muerto [un] hornbre?" El muchacho respondió: "que no había muerto hombre sino demonio; y que si no lo creían que lo fuesen a ver".

* y a el tiempo que se querían partir díjoles el padre fray Martín de Valencia: "hijos míos, mirad que habéis de ir fuera de vuestra tierra, y vais entre gente que no conoce aún a Dios, y que creo que os veréis en muchos trabajos; yo siento vuestros trabajos como de mis propios hijos, y aún tengo temor que os maten por esos caminos; por eso antes que os determinéis miradlo bien".

* y al ruido salió luego el otro Antonio, y como vio la crueldad que aquellos sayones ejecutaban en su criado, no huyó, antes con grande ánimo les dijo: "¿por qué me matáis a mi compañero que no tiene él la culpa, sino yo, que soy el que os quito los ídolos, porque sé que son diablos y no dioses? Y si por ellos los habéis, tomadlos allá, y dejad a ése que no os tiene culpa".

Arquidiócesis de Tlaxcala:

* El Beato Juan nació probablemente en Tizatlán, Tlaxcala hacia 1516-1517 y fue muerto el año 1529, los historiadores afirman que tenía la misma edad que Antonio. Por esa razón hemos señalado como fecha probable de su nacimiento la antes indicada.
 

* El Beato Antonio fue nieto de Xicohtencatl, señor de Tizatlán, futuro heredero del Señorío, nació en Tizatlán, Tlaxcala, probablemente hacia 1516-1517 y fue muerto el año 1529, siendo de la misma edad que Cristobalito 12 ó 13 años; así lo afirman los historiadores, por esa razón hemos señalado como fecha probable de su nacimiento la antes indicada.


* El Beato Cristóbal nació en Atlihuetzía, Tlaxcala. Los frailes le llamaron siempre con el diminutivo de Cristobalito, no sabemos la fecha de su nacimiento; pero si hemos de dar crédito a los historiadores, que cuando murió tenía 12 ó 13 años y fue martirizado en 1527; por tanto, la fecha de su nacimiento tenemos que colocarla hacia 1514 -1515. Fue bautizado en Tlaxcala, pero desconocemos el día y el año.


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