sábado, 23 de agosto de 2014

LAS ESTANTIGUAS DEL MÉXICO PREHISPÁNICO

Por: Armando Bautista Reyes



Las estantiguas o fantasmas de los que mencionaban tanto los aztecas, se tenía la creencia de que eran ilusiones de “Tezcatlipoca”; es por eso que muchos indígenas trataban de evitar un encuentro con ellos. Además, aquél que lo veía, concebía la idea de tener mal agüero y por consiguiente de morir en la guerra o bien, por alguna enfermedad; o en otros casos, alguna desgracia les había de venir.


Estas estantiguas, casualmente eran vistas por gente pusilánime y medrosa, quienes a su vez corrían despavoridamente a sus casas, concibiendo la idea de que eran perseguidos por el espíritu.

Sin embargo no todos corrían con la misma suerte, pues los guerreros valientes (la mayoría soldados viejos) siempre andaban en busca de éstos, exigiéndoles espinas de Maguey (para los guerreros aztecas estas espinas eran signo de fortaleza y valentía en las guerras, con esto cautivaban a sus adversarios), después de que estas estantiguas les daban lo deseado a estos guerreros, eran despreciadas y se les escupía.

Otras veces cuando se trataba de un fantasma sin pies y cabeza, recibían el nombre de “Tlacanexquimilli”  muy caracterizado por su lamento como la de un enfermo.

En cuanto a las mujeres preñadas, si éstas andaban de noche, era menester que se untasen un poco de ceniza en el seno o en la cintura, para evitar ver a un fantasma.

Así que procuren no andar solos por la noche; quizás no te encontrarás con un fantasma, pero sí, con un delincuente que te dejará una mala evocación para toda la vida.



Historia General de las Cosas de la Nueva España. Editorial Porrúa (sepan cuantos…); décima primera edición 2006; libro V; cap, XI, XII, XIII; pag. 267, 268, 269; Apéndice cap, X; pag. 272 – Fray Bernardino de Sahún. 

viernes, 22 de agosto de 2014

EL MITO DEL TAMAL MAL COCIDO

Por: Armando Bautista Reyes


El tamal es uno de los platillos más tradicionales en el continente americano y son de origen prehispánico. Su nombre se deriva del vocablo náhuatl “tamalli” que significa envuelto.

En el México prehispánico se tenía la creencia que cuando se cocían los tamales en la olla, y alguno se quedaba pegado, aquél que los comía, era perseguido por una maldición; fuera hombre o mujer. Si el hombre llegaba a comer este tamal mal cocido, corría con la mala suerte de no poder disparar bien las flechas en una guerra y su mujer no pariría bien. En el caso de la mujer, no tendría buen parto, corría el riesgo de que su hijo quedara atrapado en su vientre.

Ya lo saben amigos, procuren hacer bien esos tamalitos que tanto nos gustan, no vaya hacer que por equivocación comamos un tamal mal cocido y seamos víctimas de una maldición.

Fuente bibliográfica:


Historia general de las cosas de la Nueva España; Editorial Porrúa (sepan cuantos…); décima primera edición 2006; libro V; capítulo VIII; pag. 272 – Fray Bernardino de Sahagún 

jueves, 21 de agosto de 2014

CASAS DE ADORATORIOS DEL PUERTO DE VERACRUZ

Por: Armando Bautista Reyes



Durante el siglo XVI, el México prehispánico alcanzó un alto desarrollo en la caza, la agricultura y en sus asentamientos, mismos que tuvieron repercusiones con la llegada de los españoles. Una de las peculiaridades de mayor prestigio en estos asentamientos, fueron los rituales y  las políticas a nivel local o regional.

Cabe destacar también, que la conducta de los pueblos indígenas estaba regida según por el Dios que se veneraba; es por eso que es de notarse, la diversidad de las “casas de adoratorios”, mismo donde se ofrendaba o se inmolaba a una persona para glorificar a su Deidad; bien pudiera ser un guerrero caído en batalla o un prisionero.

Veracruz, no estuvo exento de éstas, pues fueron las primeras en ser descubiertas por el capitán Juan de Grijalva, entre el 10 u 11 de junio de 1518; y entre el 20 o 21 de ese mismo mes, según lo indica el padre Juan Díaz en su itinerario, quien acompañó al capitán Grijalva en su travesía. A continuación vamos a enfocarnos en la realización de los sacrificios de estas islas, con qué nombre se les conocía y a qué dioses se les rendía culto.

San Juan de Ulúa, isla de sacrificios y playa de chalchihuecan como casas de adoratorios.

Durante el período posclásico y parte del clásico, en la isla de San Juan de Ulúa, Sacrificios y en la banda de tierra firme frente a éstas, se realizaron rituales o sacrificios en honor a tres deidades principales: Tezcatlipoca, Quetzalcoátl y Chalchiutlicue.

Estas tres deidades formaban parte del panteón azteca, de la mitología mexica. En teoría, podríamos citar que la isla de Sacrificios, San Juan de Ulúa y la banda de tierra firme frente a éstas, era denominado como: el panteón de las deidades. Conozcamos ahora el significado ritual de estos lugares.

Topónimos y significado ritual de las islas


“Los vocablos para designar a la isla de San Juan de Ulúa eran Tecpan Tlayácac (nariz o saliente de la tierra del palacio, o [en la punta de palacio]), el de la isla de Sacrificios era Chalchuihuitlapazco (en el apaztle o [lebrillo de jade]), a un pequeño río y sus alrededores en la banda de tierra firme frente a Tecpan Tlayácac se le conocía como Tenoyan (donde hay puente) y a lo largo de la franja costera posiblemente comprendido entre el río Huitzilapan y el Jamapa era denominado como Chalchiuhcuecan o Chalchicueyecan (faldas de jade o [en las faldas de jade]).

Como se mencionó anteriormente, se realizaban rituales a tres deidades principales, estos estaban ubicados de la siguiente forma: Tezcatlipoca en Ulúa, Quetzalcoátl en Sacrificios y Chalchiutlicue en la banda de tierra firme; es decir, en Tenoyan.

Según estudios realizados por arqueólogos, se ha determinado que la veneración de Tezcatlipoca en Tecpan Tlayácac (Ulúa) era para contrarrestar o equilibrar el poder de su precioso gemelo; mientras que Chalchuihuitlapazco (sacrificios) representaba el destierro de Quetzalcoátl.

Quetzalcoátl pide los huesos de los hombres muertos a Mictlantecuhtli, dios de los infiernos, y al recibirlos emprende la huida y en el camino se cae y los rompe, apenas tiene tiempo de recogerlos y salir con ellos, a pesar de todo se sacrifica sobre los huesos y los riega con su sangre, dando origen así a la nueva humanidad. Por eso es que existe la creencia de que los hombres somos hijos de Quetzalcoátl.  Quetzalcoátl promete regresar en el año de su nombre Ce Acatl (1 caña), lo cual corresponde a 1519, por eso es que cuando llegaron los hombres de hierro a tierra del Anahuac, Moctezuma tenía la creencia de que Quetzalcoátl regresaba a tomar posesión de su reino tolteca.

Por otra parte Tezcatlipoca es el cielo nocturno, el inventor del fuego, está relacionado con la luna, con la maldad o destrucción, encarnado como Yáotl, se convierte en el patrono de los guerreros y por lo tanto ligado a Huitzilopochtli, quien también es su contrario. Su nombre significa “espejo que humea” es el patrono de los principales, y él mismo recibe el nombre de Nezahualpilli, el príncipe que ayuna y con el nombre calendárico de Ome acatl, preside en los convites y banquetes.

En cuanto a Chalchiutlicue, hermana de los dioses de la lluvia que se decían Tlaloques, era la diosa del mar y de los lagos, era especialmente patrona del mar Huéyatl, esto da a entender, el porqué los mexicas denominaban al Golfo de México, principalmente a la región de Veracruz, como Chalchicueyécatl.

Chalchiutlicue era venerada por aquellos que tenían sus tratos y granjerías con el agua, como los vendedores de agua y pescadores; se honraban por su poder para crear torbellinos y tempestades.

Estas afirmaciones dan a entender, que el desembarco de Hernán Cortés responde más al topónimo de Tenoyan.

Hasta el momento son los datos más precisos para entender el significado de las islas, sus ritos y el verdadero desembarco de Hernán Cortés. La historiografía de las costas de Veracruz, es como el océano, una gran profundidad que no acabaríamos nunca, y que actualmente sigue estando en proceso de investigación que pone en lo alto el orgullo y la cultura enriquecedora del puerto de Veracruz.


Fuente bibliográfica:

San Juan de Ulúa. Puerta de la historia Volumen 1 – ICAVE; Coordinador Pablo Montero. Autores: Daniel Goeritz – Judith Hernández Aranda – Pablo Contero – Virginia Murrieta Martínez. Primera edición 1996. Cap. 2 Tecpan Tlayácac antes que Ulúa, pag; 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70,71.

Itinerario de la armada del Rey Católico a la isla de Yucatán, en la india, el año de 1518, en la que fue por comandante y Capitán General Juan de Grijalva. Escrito para su Alteza por el Capellán Mayor de la dicha armada – Documento escrito en 1518 por el padre Juan Díaz


Historia verdadera de la conquista de la Nueva EspañaBernal Díaz del Castillo; introducción y nota de Joaquín Ramírez Cabañas, México, editorial Porrúa (sepan cuantos…) 1980 pag, 25 en el cap. 3

miércoles, 13 de agosto de 2014

HUITZILOPOCHTLI



Siendo una deidad como el Dios del sol y de la guerra, fue el Dios más temido y odiado por los enemigos de los aztecas. Cuyo nombre deriva del vocablo náhuatl “huitzilin” que significa “colibrí”. Lideró a los aztecas  en su larga migración desde Aztlán, hasta el Valle de México. Según la creencia del pueblo azteca, este Dios, simboliza la creencia de que los guerreros muertos renacerían como colibríes.

Como Dios sol, siempre renacía cada mañana en el vientre de Coatlicue, además se alimentaba con la ofrendas de los sacrificios humanos (sangre y corazones), estos a su vez, estaban conformados por prisioneros de guerra y guerreros que habían caído en batalla; subsecuentemente los inmolados pasaban a ser parte del sol, hasta que después de cuatro años, pasaban a convertirse en colibríes.  

¿Cómo nació? ¿Cuál es su origen? ¿Quién fue la madre de Huitzilopochtli? Con la traducción original de Miguel León Portilla del códice florentino libro III capítulo I, podemos conocer con exactitud el origen de su ser:



“EL MITO DEL NACIMIENTO DE HUITZILOPOCHTLI”




1. In Uitsilopochtli, in senka kimauistiliaya in Mexika. Iuin in kimatia, in itsinyilis, in ipeualis, ka in Koatepek, iuikpa in Tulan, semiluitl kitstika, ompa nenka siuatl, itoka Koatlikue: innan sentsonuitsnaua. Au inueltiu, itoka Koyolxau.
1. Mucho honraban los mexicas a Huitzilopochtli, sabían ellos que su origen, su principio fue de esta manera: En Coatepec, por el rumbo de Tula, había estado viviendo, allí habitaba una mujer de nombre Coatlicue. Era madre de los cuatrocientos Surianos y de una hermana de éstos de nombre Coyolxauhqui.
2. Au in yeuatl Koatlikue, onkan tlamaseuaya, tlachpanaya, kimokuitlauiaya, in tlachpanali. Inik tlamaseuaya, in Koatepek. Au seppa in ikuak tlachpanaya, in Koatlikue ipan ualtemok iuitl, yukin iuitelolotli, niman konkuitiuets in Koatlikue: ixilan kontlali, au in ontlachpan niman konkuiskia in iuitl, in ixilan okitlalika aok tle kittak, niman ik otstik in Koatlikue. Au in okittake in sentsonuitnaua in innan ye otstli, senka kualanke kitoke ¿ak okichiuili i? ¿akin okotsi? techauilkixtia, techpinautia.
2. Y esta Coatlicue allí hacía penitencia, barría, tenía a su cargo barrer, así hacía penitencia, en Coatepec, la Montaña de la Serpiente. Y una vez, cuando barría Coatlicue, sobre ella bajó un plumaje, como una bola de plumas finas. En seguida lo recogió Coatlicue, lo colocó en su seno. Cuando terminó de barrer, buscó la pluma, que había colocado en su seno, pero nada vio allí. En ese momento Coatlicue quedó encinta. Al ver los cuatrocientos Surianos que su madre estaba encinta, mucho se enojaron, dijeron: «Quién le ha hecho esto?, ¿quién la dejó encinta? Nos afrenta, nos deshonra».
3. Au in inueltiu in Koyolxau: kimilui nokichtiuan techauilkixtia san tikmiktia in tonan, in tlauelilok in ye otstli: ak okichiuili in itik ka.
3. Y su hermana Coyolxauhqui les dijo: «Hermanos, ella nos ha deshonrado, hemos de matar a nuestra madre, la perversa que se encuentra ya encinta. ¿Quién le hizo lo que lleva en el seno?»
4. Au in okima Koatlikue: senka momauti, senka motekipacho. Au in ikoneu in itik katka kiyolaliaya, kiualnotsaya kiluaya, maka ximomauti ye ne nikmati, in okikak in Koatlikua, in itlatol in ikoneu, senka in moyolali, motlali in iyolo, yukin yukantlama. 
4. Cuando supo esto Coatlicue, mucho se espantó, mucho se entristeció. Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno, la confortaba, le decía: «No temas, y osé lo que tengo que hacer». Habiendo oído Coatlicue las palabras de su hijo, mucho se consoló, se calmó su corazón, se sintió tranquila.
5. Au in ye yiuki, in sentsonuitsnaua in okisentlalike in intlatol, in okisemitokin, isa kimiktiske in innan, yeijka ka otlapinauti, sa senka mochikauaya, senka kualania, yuki in kisaya in iyolo, in Koyolxauki, senka kineleuaya, kiniolokokoltiaya in yokichtiua, in makuele miki in innan. Au in Sentsonuitsnaua, niman ye in mosenkaua, moyauchichiua. 
5. Y entretanto, los cuatrocientos Surianos se juntaron para tomar acuerdo, y determinaron a una dar muerte a su madre, porque ella los había infamado. Estaban muy enojados, estaban muy irritados, como si su corazón se les fuera a salir, Coyolxauhqui mucho los incitaba, avivaba la ira de sus hermanos, para que mataran a su madre. Y los cuatrocientos Surianos se aprestaron, se ataviaron para la guerra.
6. Au in yeuantin sentsonuitsnaua, iukin tekiuake katka tlakuiaya, tlakuauikuiaya, kikuauikuiaya in intson, in inkuatson, in inkuatson. Au se itoka Kuauitlikak, nekok kitlalitinenka in itlatol, in tlein kitouaya sentosnuitsnaua, niman koiluiaya, konnonotsaya in Uitsilopochtli. Au in Uitsilopochtli: kiualiuiaya in Kuauitlikak: senka tla tikmomachtia notlatsine, uel xonmotlakakilti ye ne nikmati.
6. Y estos cuatrocientos Surianos eran como capitanes, torcían y enredaban sus cabellos, como guerreros arreglaban su cabellera. Pero uno llamado Cuahuitlicac era falso en sus palabras. Lo que decían los cuatrocientos Surianos, en seguida iba a decírselo, iba a comunicárselo a Huitzilopochtli. Y Huitzilopochtli le respondía: «Ten cuidado, está vigilante, tío mío, bien sé lo que tengo que hacer».
7. Au in ye yuki in yekene okisemitoke, in konetetix in intlatol, inik kimiktiske, inik kitlatlatiske in innan, niman ye ik ui teyakana in Koyolxauki, uel mochichikaua, mosesenketsa, moyauchichiuke, motlamamakake, intech kitlalike in imamatlatki, in aneukyotl, intsitsikas, amatitech pipilkak, tlakuiloli, iuan in koyoli inkotstitech kiyilpike, inin koyoli mitoaya ayouali, iuan inmiu tlatsontektli,
7. Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo, estuvieron resueltos los cuatrocientos Surianos a matar, a acabar con su madre, luego se pusieron en movimiento, los guiaba Coyolxauhqui. Iban bien robustecidos, ataviados, guarnecidos para la guerra, se distribuyeron entre sí sus vestidos de papel, su anecúyotl, sus ortigas, sus colgajos de papel pintado, se ataron campanillas en sus pantorrillas, las campanillas llamadas ayohualli. Sus flechas tenían puntas barbadas.
8. niman ye ik ui, tetekpantiui, tlatlamantitiui, tlayeyekotiui, momamantiui, teyakana in Koyolxauki. Au in Kuauitlikak, niman ye in motlalotitleko, in kinonotsas in Uitsilopochtli kilui ka ye uitse, niman kito in Uitsilopochtli uel xontlachie kan ye uitse, niman ye ik koniluia in Kuauitlikak: ka ye tsonpantitlan, ye no seppa kiualiuia in Uitsolopochtli kan ye uitsa niman konilui ka ye koaxalpan uitse, ye no seppa kiualilui, kan ye uitse niman konilui in Kuauitlikak: ka ye tlatlakapan yatiuitse. Au in Uitsilopochtli: ye no seppa kiualilui, in Kuauitlikak. Kilui tla xontlachia kan ye uitse. niman ik konilui in Kuauitlikak, ka yekene ualpanuetsi, yekene ualasi teyakantiuits in Koyolxauki.
8. Luego se pusieron en movimiento, iban en orden, en fila, en ordenado escuadrón, los guiaba Coyolxauhqui. Pero Cuahuitlicac subió en seguida a la montaña, para hablar desde allí a Huitzilopochtli, le dijo: «Ya vienen». Huitzilopochtli le respondió: «Mira bien por dónde vienen». Dijo entonces Cuahuitlicac: «Vienen ya por Tzompantitlan». Y una vez más le dijo Huitzilopochtli: «Por dónde vienen ya?». Cuahuitlicac le respondió: «Vienen ya por Coaxalpan». Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó a Cuahuitlicac: «Mira bien por dónde vienen». En seguida le contestó Cuahuitlicac: «Vienen por la cuesta de la montaña». Y todavía una vez más le dijo Huitzilopochtli: «Mira bien por dónde vienen». Entonces le dijo Cuahuitlicac: «Ya están en la cumbre, ya llegan los viene guiando Coyolxauhqui».
9. Au in Uitsilopochtli: niman ik ualakat, niman itlatki ualietia in ichimal, teueueli, iuan in imiu, iuan iyatlau xoxoktik, mitoa xiuatlatl, iuan ikxitlan tlatlan, ik ommichiu in ikonekuitl, mitoaya ipilnechiual, mokuapotoni, ixkuak, iuan inanakastlan, au se pitsauak in ikxi iyopochkopa, kipotoni in ixokpal, iuan kitexouauan in imets omexti. iuan omexti in iakol.
9. En ese momento nació Huitzilopochtli, se vistió sus atavíos, su escudo de plumas de águila, sus dardos, su lanza-dardos azul, el llamado lanza-dardos de turquesa. Se pintó su rostro con franjas diagonales, con el color llamado «pintura de niño». Sobre su cabeza colocó plumas finas, se puso sus orejeras. Y uno de sus pies, el izquierdo era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas, y sus dos piernas y sus dos brazos les llevaba pintados de azul.
10. Au se itoka Tochankalki kontlati in xiukoatl, kiualnauati in Uitsilopochtli: niman ik kisil in Koyolxauki: au niman kechkotontiuets, in itsontekon ompa ommokau in itenpa Koatepetl. Au in itlak tlatsintlan uetsiko tetextitiuets, sesekkan ueuets in ima, in ikxi, iuan itlak.
10. Y el llamado Tochancalqui puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiuhcoatl, que obedecía a Huitzilopochtli. Luego con ella hirió a Coyolxauhqui, le cortó la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera de Coatepetl. el cuerpo de Coyolxauhqui fue rodando hacia abajo, cayó hecho pedazos, por diversas partes cayeron sus manos, sus piernas, sus cuerpo.
11. Au in Uitsilopochtli: niman ye ualeua, kinoualtoka intlan aki, kinoualtemouia, kinoualtepeua in Sentsonuitsnaua, in Koatepetl ikpak. Au in okimaxitiko in tlalchi, in tlatsintlan, niman ye ik kintoka, kiniayaualochti in Koatepetl, nappa in kintlatlayaualochti, in kiniayaualochti, ok nen kiualoyutiuia ok nen kiualoyouiaya, ualmochimaluitektiuia, aok tle uel kichiuke, aok tle ual axke aokmo uel kitsauilike, 
11. Entonces Huitzilopochtli se irguió, persiguió a los cuatrocientos Surianos, los fue acosando, los hizo dispersarse, desde la cumbre de Coatepetl, la montaña de la culebra. Y cuando los había seguido hasta el pie de la montaña, los persiguió, los acosó cual conejos, en torno de la montaña. Cuatro veces los hizo dar vueltas. En vano trataban de hacer algo en contra de él, en vano se revolvían contra él, al son de los cascabeles y hacían golpear sus escudos. Nada pudieron hacer, nada pudieron lograr, con nada pudieron defenderse.
12. san kinsemeuiti in Uitsilopochtli: kinsentepotstli, uel kinpopolo, uel kimistlati, uel kinpoktlantili. Au in sa aokmo uel kinkauaya, in ouel in sentech mopilo, senka kitlatlautiaya, kiluiaya ma ixkich.
12. Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó, los destruyó, los aniquiló, los anonadó. Y ni entonces los dejó, continuaba persiguiéndolos. Pero ellos mucho le rogaban, le decían: «¿Basta ya?»
13. Au in Uitsilopochtli: amoik moyolseui, ka senka intech motlapalo in kintokak, Au sa keskitoton in ixpanpa euake, in imakpa kiske ompa itstiake, inin Sentsonuitsnaua, in okiskintin in imatitlanpa kiske in Uitsilopochtli: Au in ye yuki in okinmikti, in oyielelkis kinkuili in intlatki, in innechichiual in anekuiyotl, kimotlatkiti, kimaxkati, kimotonalti, yukin kimotlauisti.
13. Pero Huitzilopochtli no se contentó con esto, con fuerza se ensañaba contra ellos, los perseguía. Sólo unos cuantos pudieron escapar de su presencia, pudieron librarse de sus manos. Se dirigieron hacia el sur, porque se dirigieron hacia el sur, se llaman Surianos, los pocos que escaparon de las manos de Huitzilopochtli. Y cuando Hiutzilopochtli les hubo dado muerte, cuando hubo dado salida a su ira, les quitó sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl, se los puso, se los apropió, los incorporó a su destino, hizo de ellos sus propias insignias. 
14. Au in Uitsilopochtli: no mitoa tetsauitl, yejika ka san iuitl, in temok inik otstik in inan in Koakue: kayak nes in ita. Yeuatl in okipiaya in mexika inik otamanitiaya, inik kimauistiliaya, okitlaekoltiaya, iuan in itech mochiuaya in Uitsilopochtli. 
14. Y este Huitzilopochtli, según se decía, era un portento, porque sólo una pluma fina, que cayó en el vientre de su madre, Coatlicue, fue concebido. Nadie apareció jamás como su padre. A él lo veneraban los mexicas, le hacían sacrificios, lo honraban y servían. Y Huitzilopochtli recompensaba a quien así obraba.
15. Au in yeuatl in tlamauistililistli okatka, ka ompa tlamatli in Koatepek, in yu mochiui ka ye uekau.
15. Y su culto fue tomado de allí, se Coatepec, la montaña de la serpiente, como se practicaba desde los tiempos antiguos.



Fuente bibliográfica:

Historia general de las cosas de Nueva España – Fray Bernardino Sahagún 2000, lib. III, cap. I, vol. I, pp. 300-302

Códice Florentino libro III, cap. 1; Náhuatl: Paleografía [adaptada] de DIBBLE y ANDERSON, en General history of the things of New Spain, Florentine codex.; Traducción directa del náhuatl: Miguel León Portilla.


Coyolxauhqui (Diosa de la luna) – SEP; primera edición, 1979; pag. 1.