Por: Armando Bautista Reyes.
Existen en el mundo indígena
tantos mitos y creencias, que muchas de ellas llegaron a convertirlas en una
realidad, para establecer el control y el comportamiento de un pueblo, según la
veneración de sus dioses.
Tal es el caso de la mujer,
el cual, se le atribuye una infinidad de creencias desde tiempos remotos, para
mantener el funcionamiento correcto del periodo de gestación. A continuación,
mencionaremos algunas, que fueron traducidas del náhuatl, por el franciscano
Sahagún.
- Un antiguo mito decía, que si la mujer preñada,
veía que ahorcaban a alguien, o bien, que lo aporreaban, el niño nacería
con una soga de carne en la garganta.
- Otro antiguo mito decía, que si la mujer preñada,
miraba un eclipse solar o lunar, el niño nacería con pocos dientes. Pero
si ésta insistía en observar, debía remediarse con una navajuela de piedra
negra en el seno, hasta tocar la carne.
- Otro antiguo mito decía, que si la mujer preñada,
mascaba aquel betún que se llama “Tzictli” (goma masticable: es la goma
del achras zapote [chicle]), lacería la enfermedad de los labios punzados.
- También se decía, que si la mujer anduviese de
noche, el niño sería muy llorón; pero si el padre salía por la noche y veía
alguna estantigua (fantasma), su hijo tendría mal de corazón. La panacea
para este infortunio, en el caso de la mujer, era colocarse unas chinas en
el seno, o un poco de ceniza en el hogar, o unos pocos de ajenjos que
llamaban “iztáuhyatl”; en el caso del hombre, se ponían en el seno chinas,
para excusar el peligro del hijo que estaba en el vientre de la madre; y
si esto no hacían, decían que la criatura nacería con ciertas
enfermedades, por ejemplo: un tumor en la ingle.
Y ustedes, ¿cuál de estos
mitos continúan creyendo? O ¿Conocen alguna otra superstición? Si es así ven y
compártela con nosotros. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario