Por: Armando Bautista Reyes
Nota: los números indican según la
referencia que corresponda
Al tercio del siglo XVI en la Nueva
España, la población aumentaba cada vez más. Cada día más
familias españolas venían a residir en el nuevo mundo; el comercio, se había convertido
en la actividad principal del virreinato para el enriquecimiento de la sociedad
hacia 1571; la tarea de la evangelización por parte de los franciscanos,
agustinos y dominicos, se había encargado de atraer la completa obediencia de
los indios; sin embargo, surgieron otros pormenores al paso del tiempo conforme
la población extendía sus fronteras, entre ellos: la falta de maestros y
escuelas. (1) (3)
Estas necesidades fueron motivo para que la Real Audiencia de México, con
ayuda de la intercesión del virrey don Martín Enríquez de Almanza (cargo que
ocupó en 1568 – 1580), solicitara al Rey de España Felipe II, la fundación de
los hermanos de la Orden
de la Compañía
de Jesús. (2)
Antecedentes
Si bien se ha dicho, que la órdenes religiosas de San Francisco, San Agustín
y la de Santo Domingo, tenían como objetivo principal aumentar la fe. En
especial la de los indígenas. También es cierto que muchos frailes o personas
distinguidas que sabían leer o escribir, tomaban el papel de catedrático bajo
el permiso del virrey; pero eran insuficientes debido al aumento de la
población. Por eso en 1571 se lleva a cabo una junta en la ciudad de México
entre regidores y el virrey don Martín, en donde se determina enviar una carta
al Rey Felipe II. En esta carta solicitaban la presencia de los hermanos
jesuitas, ya que éstos cubrían los requerimientos y las necesidades que exigían
las familias de la Nueva España.
El franciscano fray Francisco de Florencia recupera esta carta en su obra “historia de los jesuitas de la Nueva España” afirmando que
esta escrita por el virrey, la Real
Audiencia, y el inquisidor don Pedro de Moya.
“Las
noticias por relaciones ciertas de España, que tenemos en los gloriosos empleos
en bien y provecho de las repúblicas, que la Santa Compañía de Jesús tiene y
en que se exercita en todo los reynos de la christiandad, y de las innumerables
almas de gentes, que en la India,
Japón, y Brasil han convertido los de ella, en los pocos años, que a, que los
embió Dios al mundo; nos han puesto en obligación de conciencia, y fidelidad;
de representar al catholico zelo de V. M. quanto fruto podrán hazer en estos
reynos tan numerosos de christianos, y de Gentiles, operarios tales… Aviendolo
pues pensado, y conferido, nos a parecido decir, y representar a V. Majestad,
que los fervorosos operarios de la sagrada compañía cumpliendo con las
obligaciones de su apostólico instituto, serán de mucha utilidad en las
ciudades recién fundadas, en particular en esta gran Ciudad de México, cabeza
de todo el reyno, que necesita de maestros de leer, y escribir; de latinidad, y
demás ciencias, quales sabe muy bien V. Magestad son los de ella en Europa. Y
en la cultura de los naturales, y reduccio de las naciones Gentiles
importantísimos…”
Carta de la
Ciudad de México al Rey, anexada en la obra de Historia de
los jesuitas en la Nueva España
de Fray Francisco de Florencia. Libro II capítulo II, página 71 primera edición
1694.
Una vez que el Rey estuvo al tanto de la situación de la Nueva España, ordenó a su
secretario personal Antonio de Eraso, para que escribiese al padre Manuel López
Provincial de Castilla, qué tan importante era el ministerio mencionado
anteriormente para las tierras recién fundadas; cuya cabeza principal de todo
el reino era la ciudad de México.
“… os
rogamos a vos y a los otros provinciales de la dicha orden, que en estos reynos
residen, señálaseles, y nómbraseles algunos religiosos de ella, para que fuesen
algunas partes de las nuestras Indias, a entender en la instrucción y
conversión de los naturales de ellas; y porque los que de ellos habéis
nombrado, han sido para pasar a las nuestra provincias del Perú, y la Florida, y otras partes de
las dichas Indias, donde ordenamos, y mandamos residiesen, y se ocupasen en la
instrucción y doctrina de los dichos naturales. Y tenemos deseo de que también
bayan a la Nueva España,
y se ocupen en lo susodicho algunos de los religiosos, y que allí se plante, y
funde la dicha Orden… (1)
Carta del Rey Felipe II, escrita por el representante
del Rey Antonio Eraso. 7 de marzo de 1571
Sin embargo quien responde al Rey, es el padre Diego López, contestó que
este asunto correspondía al padre general de la dicha orden en Roma. Es
importante tomar en cuenta, que aquí intervino el santo padre Francisco de
Borja, tercero General de la
Orden de la compañía en España, quién escribe en su carta del
15 de Julio de 1571, que la persona indicada para llevar a cabo esta misión es
el padre Pedro Sánchez, rector del Colegio de Alcalá en España; asimismo, hace
petición de once frailes más. (1) Ellos son:
- El padre Pedro Sánchez, rector de Alcalá
por provincial
- El padre Eraso
- El hermano Alonso Camargo en Plasencia
- Martín González, portero
de Alcalá
- Lope Navarro, residente en
Toledo
- El padre Fonseca,
- El padre Hernando Suárez
de la Concha
- El padre Andrés López
- el hermano Bartolomé
Larios
- Los hermanos Esteban
Valenciano
- Martín Mantilla
- Un novicio Teólogo (se
desconoce el nombre)
Biblioteca
virtual Miguel Cervantes. Historia de la compañía de Jesús en Nueva España.
Tomo I.
Éstos
fueron los primeros convocados para partir a Sevilla, lugar donde le esperaban
otros hermanos y hacerse a la vela en el puerto de San Lúcar el 10 de agosto.
Sin embargo, dicho viaje no pudo llevarse a cabo, debido a las circunstancias
que fueron presentándose (entre ellos despedidas y visitas).
Nuevos cambios en los
integrantes
La detención de los misioneros jesuitas en Sevilla tuvo consecuencias,
cuatro de ellos, fueron sustituidos por cinco padres provenientes de las
provincias de Andalucía, Toledo y Castilla, quedando así la lista oficial de
los convocados a la Nueva España:
- El padre
doctor Pedro Sánchez de, Toledo.
(Líder de la misión)
- El padre
Diego López de la provincia de Andalucía.
- El padre
Pedro Díaz de la provincia de Toledo.
- El padre
Hernando Suárez de la
Concha de la provincia de Castilla la vieja.
- El padre
Francisco Bazan de la provincia de Castilla.
- El padre
Pedro López de la Parra
de la provincia de Castilla.
- El padre
Diego López de Mesa de la provincia de Castilla.
- El padre
Alonso Camargo de la provincia de Toledo.
- El hermano
Juan Curiel de la provincia de Toledo.
- El hermano
Pedro Mercado de la provincia de Andalucía
- El hermano
Juan Sánchez de la provincia de Toledo.
- El hermano
Bartolomé Larios de la provincia de Castilla.
- El hermano
Martín de Motilla de la provincia de Aragón.
- El hermano
Martín González de la provincia de Toledo.
- El hermano
López Navarro de la provincia de Toledo.
“Mientras
se proporcionaba el nuevo embarque, el padre pedro Sánchez repartió a sus
compañeros en las ciudades vecinas; Rota, Medina, Sidonia, Cádiz, San Lúcar, y
Jerez de la Frontera,
sintieron muy luego la fuerza de sus palabras y ejemplos. Veíanlos en los
hospitales y en las cárceles servir humildemente a los presos y enfermos:
predicar al rudo pueblo en las plazas: explicar la doctrina a los niños en las
escuelas, y cantarla con ellos por las calles.”(2)
Inicia la travesía en el
mar, hasta llegar a Nueva España
Después
de un breve tiempo de predicar, visitar enfermos y enseñar en las escuelas en
las costas de la provincia de Andalucía, los 15 jesuitas, inician su navegación
con dos naves el 13 de Junio de 1572, día de la fiesta de San Antonio. Sólo una
de ellas parte hasta al día siguiente. La primera embarcación llegó a las islas
Canarias el 21 de ese mismo mes; ahí esperaron tres días para que la segunda
nave se incorporara. Pero sin recibir noticias de ellos, vuelven a embarcarse
nuevamente hasta llegar al puerto de Ocoa de la isla Española el 1 de agosto.
Aquí volvió a incorporarse la nave que venía retrasada y se toma la decisión de
descansar algunos días, Vueltos a embarcar por tercera vez todos juntos, llegan
a su destino al puerto de San Juan de
Ulúa, con fecha del 9 de septiembre de 1572, un día glorioso y bendito, después
de haber navegado 89 días entre tanta turbulencia. (2)
Posteriormente
después de haber tomado un descanso en el hospital de San Juan de Ulúa, mismo
que mandó edificar el virrey don Martín de Enríquez, se trasladaron a la vieja
Veracruz para reposar nueve días. Pero el 18 de septiembre retoman su camino
hacia la ciudad de México, no sin antes pasar a la ciudad de Puebla, donde
tuvieron buena acogida. (2)
Entrada en la ciudad de
México y fundación de la
Compañía
Finalmente
entran en México por el rumbo de Ayotzinco el 25 de septiembre a las nueve de
la noche. Allí se alojaron en un hospital que había sido edificado por
Hernán Cortés. Francisco Javier Alegre
menciona algunas características de éste lugar con piezas desacomodadas,… “sin puertas ni ventanas, ni más colchón que unas esteras de
palma, que allí llaman petates, pasaron con grande
incomodidad y mucho júbilo de espíritu aquella primera noche.” (2)
Estos
detalles dan indicios de que se trata de un hospital en abandono.
Al
día siguiente los 15 jesuitas se presentaron con el virrey don Martín, quien
quedó maravillado por la gentileza y humildad con que éstos ejercían su
vocación, y les dijo: “bien se muestra que son hijos de su
santo padre y fundador Ignacio de Loyola.” (2)
Asimismo,
presentaron la Real Cédula
ante el representante del rey. Dicho contenido decía:
«Sabréis (decía) mi
virrey, gobernador y capitán general de la Nueva-España, como
nos tenemos gran devoción a la
Compañía de Jesús, y a esta causa por la grande estima que de
la vida ejemplar y santas costumbres de sus religiosos tenemos, hemos
determinado enviar algunos varones escogidos de ella a esas nuestras Indias
Occidentales, porque esperamos que su doctrina y ejemplo haya de ser de gran
fruto para nuestros súbditos y vasallos, y que hayan de ayudar grandemente a la
instrucción y conversión de los indios. Por lo cual, de presente os enviamos al
padre doctor Pedro Sánchez, provincial, y a otros doce compañeros suyos de la
dicha Compañía que van a echar los primeros fundamentos de su religión a esos
nuestros reinos. Siendo, pues, nuestra resolución ayudarlos en todo, vos mando,
que habiendo de ser esta obra para servicio de Dios y exaltación de su santa fe
católica, luego que los dichos religiosos llegaren a esa tierra los recibáis
bien, y con amor, y les deis y hagáis dar todo el favor y ayuda que viéredes
convenir para la fundación de dicha religión, porque mediante lo dicho hagan el
fruto que esperamos. Y para que mejor lo sepan hacer, vos les advertiréis de lo
que os pareciere como persona que entiende las cosas de aquesa tierra,
señalándoles sitios y puestos donde puedan hacer casa e iglesia a propósito».
(2)
Con
este encuentro de los jesuitas y el virrey, queda fundada la Orden de la Compañía después de una
larga travesía y muchos impedimentos que fueron suscitándose en el camino. Con
el paso del tiempo, la enseñanza de estos misioneros dio fruto en la educación
que tanto hacía falta en el virreinato y que será de gran abundancia conocer
los inicios de la Educación
en México.
Fuente bibliográfica
- Historia de los jesuitas en la Nueva España; libro II;
cap. II; pag. 69, 70, 71, 72, 73, 74; cap. IV, pag. 77, 78, 79. Primera
edición 1694 – Fray Francisco de Florencia
2.
Historia de la
Compañía de Jesús en Nueva-España. Presentación de Carlos
María de Bustamante (ed. Lit.). Tomo I, pag. 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55,
56,57. Editado en 1847 – El padre Francisco
Javier Alegre.
3.
San
Juan de Ulúa. Puerta de la Historia Vol.
I. Instituto ICAVE. Capítulo Ulúa y las misiones religiosas. Pag. 191, 194.
Primera edición 1996. – Pablo Montero, Daniel Goeritz
Rodríguez, Judith Hernández Aranda, Virginia Murrieta Martínez